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lunes, 25 de abril de 2011



Granero, subrayó que la victoria no podía escaparse de Mestalla: “Esto es el Madrid y todos hemos dado la talla. A partir del jueves hablamos en el vestuario y sabíamos que había que mentalizarse. Era un partido importante y debíamos estar a la altura de lo que es el Real Madrid”.

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“Los que me preocupan del Real Madrid son los que no jugaron la final de Copa”, aseguró Emery en su comparecencia de prensa previa al partido. El técnico del Valencia acertó de pleno y asistió desde su banquillo a una exhibición de goles, fútbol y talento de un Real Madrid que regresaba a Mestalla como campeón de Copa. Los locales hicieron el pasillo a los campeones al saltar al campo y siguieron haciéndoselo durante el resto del partido. Higuaín, Kaká, Benzema y Granero se asociaron para pasar por encima de un Valencia víctima de sus propios errores y de la tremenda superioridad del Real Madrid. Y eso que Mourinho tan sólo alineó a dos de los campeones de Copa. Mestalla se indignó con los suyos y terminó reconociendo el poderío y el recital ofensivo del once madridista.

La resaca de la Copa no pasó factura al Real Madrid. Mourinho sacó un once nada habitual, pero que desde el pitido inicial jugó como los ángeles. Con Kaká, Granero, Benzema e Higuaín jugando como querían, tirando desmarques y apareciendo por todos lados, el partido era un suplicio para un Valencia dormido y sin respuesta. En el 22’, Higuaín mete un balón lateral al área, Guaita falla en su salida y deja el balón a los pies de Benzema, que hace el 0-1. Sin digerir el golpe, Mathieu regala el 0-2 a Higuaín al no despejar el balón y permitir que el Pipa metiese el pie para hacer el segundo del Real Madrid. Este gol hundió al Valencia. Los de Mourinho, muy cómodos sobre el campo, siguieron a lo suyo. En el 38’ iba a llegar el 0-3. Jugadón de Benzema, que cede a Higuaín y éste habilita en el segundo palo a un Kaká que empuja el balón a la red. 0-3 y partido más que cerrado. Pero los blancos querían más. Tres minutos después, Kaká se va en velocidad y mete al corazón del área para que Higuaín marque el 0-4. El Valencia se frotaba los ojos porque no se creía lo que estaba pasando. En 41 minutos los de Mourinho habían hecho cuatro goles y faltaba toda la segunda mitad.

La segunda parte se inició con un Valencia más agresivo y con las líneas más adelantadas. Pero daba igual. En el 52’, otra vez Kaká, en un espectacular cambio de ritmo, se interna en el área y cede a Higuaín para que haga su tercer gol de la tarde. Los de Emery deambulaban por el césped y su afición comenzó a marcharse del campo. Los locales, con todo perdido, buscaban recortar la diferencia. Así, en el 59’, una buena combinación entre Jonas y Soldado acaba con el remate del ex del Getafe dentro de la portería de Casillas. 1-5 y media hora por delante.

Pero Kaká decidió que era su día y su partido. Y un minuto después del gol del Valencia, una obra de arte del brasileño, con caño incluido sobre Stankevicius, acaba siendo el 1-6 para el Real Madrid. Un golazo que Mestalla supo reconocer. El brasileño ha vuelto para quedarse y puede ser una pieza básica para Mourinho de cara a la recta final de la temporada y con las semifinales de Champions a la vuelta de la esquina. Con todo sentenciado, el técnico blanco decidió dar entrada a Cristiano Ronaldo, que suplió al goleador Higuaín. También tuvo minutos Pedro León, que reemplazó a un exhausto Garay.

El Real Madrid bajó el pistón y la intensidad y se relajó. El Valencia intentaba maquillar el marcador y lo consiguió en el 80’ en una bonita jugada trenzada entre Mata y Jonas, que este aprovecha para batir a Casillas. 2-6 y diez minutos para el final. Los locales dieron el último arreón, tiraron de orgullo y Jordi Alba hacía el 3-6 en el 85’. Así se llegaba al final.

Ahora toca pensar en las semifinales de la Champions. Otro Clásico llega el miércoles al Santiago Bernabéu y los blancos lo afrontan de la mejor manera posible con el título de Copa en sus vitrinas y con una exhibición de fútbol y de goles en Valencia. Mejor imposible.

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jueves, 21 de abril de 2011



Si alguien estaba especialmente feliz, ese era Granero. El canterano blanco blanca fue rotundo en sus declaraciones al término del partido: “El Real Madrid tiene que estar arriba y es un día feliz para todos. Era importante estar aquí y ganar al Barcelona. Es para disfrutarlo”.

En referencia al encuentro, afirmó: “En la primera parte fuimos muy superiores y nos teníamos que haber ido al descanso 2-0. Después, ellos han jugado mejor, pero creo que hemos sido justos vencedores. No hay tanta diferencia entre los dos equipos. Hay que competir y en la competición es donde se ve quién es mejor y el mejor somos nosotros”.

Sobre lo que se avecina, el centrocampista blanco manifestó: “Nos quedan más alegrías que dar a la afición. Ahora vamos a por la Champions, pero quedan dos partidos fundamentales a los que vamos con mucha confianza, que no confiados".

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El Real Madrid fichó a Mourinho para ganar títulos. Pues muy bien. En diez meses de trabajo el técnico portugués ya le ha dado uno. La Copa del Rey, un título que se le resistía al equipo blanco desde hace 17 años y, además, lo hizo ganando al Barcelona. Más no se puede pedir. Con su estilo, con su forma de ver el fútbol y la vida, Mourinho ha vuelto a hacer campeón al Real Madrid. Todos aquellos que pensaron que así no se podía ganar a los de Guardiola deberán mirar para otro lado. Sus jugadores le mantearon nada más acabar la final. Ellos sí saben lo importante que es este título y lo mucho que le deben a Mourinho. La afición disfrutó de lo lindo y el Madrid vuelve a ser campeón. Ahora toca disfrutar. Mañana, a pensar en la Champions. Otra vez, toca el Barcelona.

Nada que ver con el primer Clásico. Esta vez no hubo precauciones por parte de nadie, la primera mitad se inició como si se llevasen 80’ de encuentro. El Real Madrid salió de inicio con Pepe en el mediocampo y con Özil de falso extremo y con libertad para moverse por toda la línea de ataque. Los de Mourinho tomaron la iniciativa ante un Barcelona dubitativo y sorprendido por la puesta en escena de los blancos. Apenas tenían la pelota en su poder y el Real Madrid buscaba en pocos pases la portería de Pinto. En el 11’, Cristiano tuvo el 0-1, pero su balón lo sacó Mascherano de la línea de gol. Los blancos no daban un balón por perdido, presionaban y robaban a un Barça que no movía el balón como acostumbra. Los casi 20.000 aficionados blancos animaban sin cesar a su equipo. Özil, en el 18, disparaba ajustado al palo de la meta del Barcelona. El Real Madrid era dominador absoluto del partido. La tensión se notaba en un Mestalla eléctrico. Los jugadores de ambos equipos iban al límite y el árbitro tenía mucho que pitar.

En el 27’ llegó la segunda ocasión clara para CR7 pero su remate en semifallo lo atajó Pinto. En el 32’ otra del portugués pero, de nuevo, Pinto le sacaba el balón. El Madrid hacía méritos de sobra para ir por delante. Los de Guardiola intentaban quitarse la presión de encima como podían. No estaban a gusto con el balón y sin él, todavía menos. Buscaban frenar el ritmo frenético del Madrid, pero no sabían cómo. En el 43’ iba a llegar la ocasión más clara de la primera mitad. Özil mete un balón al área pequeña y Pepe, de espectacular cabezazo, estampa su remate en el poste, con Pinto ya batido. Era el 0-1, pero el balón no quiso entrar. De manera incomprensible, el Real Madrid se marchaba al descanso con 0-0 en el marcador. Increíble.

La segunda mitad arrancó con un Barcelona mejor situado sobre el césped. Con más posesión de balón, pero el Real Madrid seguía a lo suyo. Corriendo detrás de cada pelota como si les fuera la vida en ello, tapando huecos y desmarques de los blaugrana. En el 51’ iba a llegar el primer disparo de los de Guardiola. Pedro lanzó por encima de la meta de Casillas, inédito toda la primera mitad. Los de Mouirnho tiraron la presión un pelín más hacia su campo y buscaban la portería de Pinto por medio de desplazamientos largos a la espalda de Piqué y Mascherano para aprovechar la velocidad de CR7, Özil y Di María.

El Barcelona apretaba y el Real Madrid comenzaba a acusar el esfuerzo físico. Era el minuto 73 iba a llegar la jugada polémica. Undiano Mallenco anulaba un gol a Pedro por fuera de juego. La televisión se encargó de demostrar que así era. Bien por el árbitro. Un minuto después Mourinho movía el banquillo. Un fundido Özil dejaba su lugar a Adebayor. Los azulgrana estaban volcados sobre la meta de Casillas, pero, una vez más, el capitán salvaba al Madrid con dos grandes acciones a disparos de Messi y de Pedro.

La final entraba en su último cuarto de hora con todo por decidir. En el 80’ Iniesta pudo batir a Iker pero una vez más el capitán le sacó el balón en una excepcional parada. El partido se moría e iba abocado a la prórroga. El Barça buscaba el gol y el Madrid resistía como podía buscando una contra para cerrar la final. En el 89' Di María pudo cerrar la final, pero su disparo se lo sacó Pinto con una extraordinaria intervención. Así se llegaba a la prórroga.

Esta comenzó con los mismos parámetros con los que acabaron los 90 minutos. El Barcelona monopolizando la pelota y el Real Madrid muy junto buscando un robo que sentenciase la final. Un vez más, Cristiano tuvo el gol pero su disparo se marchó cruzado en el 98’. Y en el 102' Cristiano ya no perdonó más. Marcelo roba un balón campo del Barcelona, lo cede a Di María, que pone un centro magistral y CR7, en un salto estratosférico al cielo de Valencia, conecta un remate de cabeza que se cuela como un obús en la meta del Barcelona. 0-1 y la Copa más cerca. Así se cerraba la primera parte de la prórroga.

La segunda mitad comenzó con un cambio en el Barcelona. Villa dejaba su puesto a Afellay. Al Madrid le bastaba con resistir 15 minutos más. Los de Guardiola, tocados, tenían el balón, pero no hacían ocasiones. Los minutos pasaban y la Copa estaba cada vez más cerca. Era un espectáculo ver a los jugadores del Real Madrid correr como si fuese el minuto uno tapando huecos, desesperando al Barcelona. Di María, exhausto, acabó expulsado, pero ya daba igual. Undiano pitó el final y la locura se apoderó de Mestalla. Los jugadores se abrazaron, corrieron, saltaron y enloquecieron. La Copa del Rey se viene a Madrid.

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martes, 19 de abril de 2011



CONVOCATORIA DEL REAL MADRID:
Porteros: Casillas, Adán y Dudek.
Defensas: Garay, Ramos, Carvalho, Pepe, Marcelo y Arbeloa.
Centrocampistas: Xabi Alonso, Özil, Di María, Khedira, Granero y Kaká.
Delanteros: Cristiano Ronaldo, Adebayor, Higuaín y Benzema.

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lunes, 18 de abril de 2011



Hace más de 20 años que el Real Madrid y el Barcelona no se enfrentan en una final de la Copa del Rey... El próximo día 20 de abril, en Valencia, se vivirá un hecho realmente histórico donde no sólo se celebrará un partido o una final... se celebrará un partido que quedará para la historia del fútbol español.
Por ello Xabi Alonso, Ganero, Di María, Arbeloa y Canales han empezado a retarse con Messi, Villa, Xavi y Alves en los que el balón Oficial de la Copa del Rey: adidas Speedcell, tiene un papel fundamental.

domingo, 17 de abril de 2011

Pues ya está. El primero de los cuatro Clásicos acabó y no defraudó a nadie. Tuvo todos los ingredientes que se esperan de un partido así. Buen juego, polémica, emoción, pasión y dos penaltis. Uno para cada equipo. Dos estilos se vieron sobre el césped del Bernabéu. Un Real Madrid con una disciplina espartana, desplegando un derroche físico tremendo por todo el campo y esperando una contra para sentenciar al Barcelona. Enfrente, un equipo que acaparaba el balón, que tocaba y tocaba con una paciencia infinita en busca de un gol. Dos estilos, dos modos de vida de dos entrenadores acostumbrados a ganarlo todo. Al final tablas sobre el césped. El miércoles llega el plato fuerte. La final de Copa. Otra vez dos estilos y dos modos de vida se verán las caras en el estadio de Mestalla.

Mourinho preparó a conciencia el partido. Estudió al Barcelona y decidió que la mejor manera de parar al once de Guardiola era montando un trivote en el centro del campo con Pepe persiguiendo a Messi por todo el campo. Es cierto que el Real Madrid no tuvo mucho la pelota en la primera mitad y que le cedía el balón a los azulgranas aunque era una trampa, porque la idea era robar rápido y buscar la velocidad. De hecho, la mejor ocasión de la primera mitad fue un remate de cabeza de Cristiano Ronaldo en los instantes finales del primer acto.

En la segunda mitad, el partido cambió por completo. En el minuto 51 iba a llegar la jugada clave. Albiol mide mal el bote del balón, Villa se lleva la pelota y al central no le queda más remedio que agarrar al delantero asturiano. Penalti claro y expulsión del central valenciano, que no podrá jugar la Copa. 0-1 y el Barcelona se adelantaba en el marcador.

Cualquier equipo del mundo se hubiera venido abajo, pero el Real Madrid es mucho Real Madrid. Con diez sobre el césped, Mourinho movió el banquillo y metió en el campo a Özil, que cambió el sentido del juego. Con la entrada del alemán, los blancos recuperaron la pelota y se hicieron con el control del partido. El Barcelona notó la presión, la grada lo vio y se vino arriba apoyando a su equipo.

En el 80’ llegó el penalti a favor del Real Madrid. Marcelo se interna en el área, Alves sale a la desesperada a tapar al lateral madridista y desplaza a Marcelo. Muñiz Fernández no lo duda y señala la pena máxima, pero se olvida de expulsar al jugador brasileño mostrándole la segunda amarilla. Cristiano, que aún no había marcado al Barcelona, empataba el partido. 1-1 y diez minutos por delante.

En este tramo final, el partido se volvió loco. El Madrid, lanzado, buscaba el segundo gol y Khedira lo tuvo en sus botas pero su remate, muy centrado, lo atajó Valdés. Villa, en el último suspiro, también la tuvo pero falló en el control. Así se acabó el primer Clásico. Un encuentro que tuvo de todo y que al Real Madrid le deja con la sensación de una victoria moral que puede ser muy importante de cara al partido del miércoles en la final de Copa. Será el segundo Clásico. Y aún quedarán dos más, pero esos, se ven muy lejos aún.

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